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Más del 45% de las participantes en el proyecto “Mirada segura” de Santalucía y Fundación Integra en Valencia han encontrado un empleo.

Este proyecto que se realizó en Valencia finaliza con más del 45% de estas mujeres empleadas. Durante los nueves meses en los que se ha desarrollado el proyecto se ha llevado a cabo un programa completo para su integración laboral a través de la orientación, la formación, el fortalecimiento personal y su seguimiento.

La clausura de este proyecto ha contado con la presencia de Mireia García, directora corporativa de RR.HH. de Santalucía; Paloma Serrano, responsable del Servicio de Prevención Mancomunado y responsable del Voluntariado Corporativo del Grupo Santalucía; Marta Parra, directora de empleo delegaciones de Fundación Integra; y Nazareth Escribano, responsable del proyecto “Mirada segura” por parte de Fundación Integra.

A este evento también asistieron los empleados voluntarios de Santalucía, eje esencial en este proyecto, que han impartido talleres pre-laborales en la Escuela de Fortalecimiento de Fundación Integra donde a través de un programa integral de formación prelaboral y fortalecimiento personal han ayudado a las participantes a adquirir nuevas herramientas para alcanzar su meta de conseguir un empleo digno y lograr su inserción real en la sociedad.

En este acto se procedió a la entrega de diplomas a las participantes y también se reconoció la labor de los 12 voluntarios corporativos que han colaborado en esta iniciativa.

No es la primera vez que Santalucía apuesta por la integración laboral de las personas más desfavorecidas de la sociedad junto a Fundación Integra, pero es el primer proyecto realizado conjuntamente en el que las destinatarias son mujeres que han sufrido violencia de género y sus familias.

Fundación Integra, con la colaboración de empresas como Santalucía ha facilitado 4.000 puestos de trabajo a mujeres víctimas de violencia de género que les ha permitido vivir una vida lejos del maltrato junto a sus hijos y su familia, permitiéndoles tener una mayor autoestima y, en definitiva, poder ser dueñas de su propia vida, consiguiendo esa mirada segura que les permita ver su futuro sin miedo.